Un apartamento, dos coches y varios lingotes de oro son algunos de los regalos más destacados de la rifa que el restaurante Mariano, ubicado en la localidad turolense, reparte este año
La cesta de Navidad del hostelero Mariano Sanz es ya más popular que el sabor de sus platos. En el restaurante que lleva su nombre lucen ya los regalos de la tradicional cesta navideña con la que pretende competir con el Gordo de Navidad. En esta edición los premios superan los 500.000 euros, 100.000 más que un décimo agraciado con el primer premio de la Lotería.
Desde un apartamento en primera línea de playa, varios coches (entre los que se encuentra un Tesla), un viaje sorpresa valorado en 11.000 euros, pasando por media docena de jamones de bellota o la adquisición de hasta cuatro lingotes de oro de un kilo cada uno, entre otros premios. El azar también juega aquí un papel importante para la persona que, recompensada por la suerte, logre hacerse con el boleto ganador de entre los 100.000 que el local pone a la venta. La papeleta agraciada será la que coincida con el Gordo de Navidad.
«Es una doble ilusión. Una forma de vivir con más intensidad unas fechas tan importantes», explica por teléfono Mapi Sanz, la encargada de la coordinación del evento. El restaurante, ubicado a unos 70 kilómetros de Teruel en carretera, se transforma todos los años para dar cabida al abultado número de objetos que conforman la cesta y, para ello, organizarse con antelación resulta primordial. «No queremos que haya ningún problema con Hacienda, por eso, uno de los premios son varios lingotes para que la persona agraciada haga frente sin problemas a los gastos derivados de la rifa».
Mapi resalta que con la cesta «el restaurante no hace negocio», debido a los 200.000 euros que deben abonar a Hacienda, además del 40% de IRPF. «Hay gente que piensa que esto es la gallina de los huevos de oro. Nada de eso. De hecho, Montoro debe ser uno de los más felices cuando ingresamos el dinero», asegura entre risas.
Desde el pasado 13 de noviembre, las colas son la tónica habitual (sobre todo a la hora de comer), acrecentadas durante los fines de semana. «El sábado había gente comprando a las seis y media de la tarde y eso que abrimos a las nueve. Ya llevamos la mitad de los números vendidos». Cada participación cuesta 10 euros, la mitad que un décimo de lotería. De momento, las papeletas no se pueden adquirir por Internet. «Este interés nos lo hemos ido ganando con el tiempo, gracias a la cercanía de Mariano con sus clientes y sus ganas de hacerlos felices».
La cabezonería también forma parte del ADN del propietario del local turolense. «A Mariano se le mete algo entre ceja y ceja y lo hace. Como cuando, hablando con algunos amigos, decidió plantar uno de los coches encima de la puerta gracias a la grúa de uno de ellos para que cualquiera lo viera desde lejos». El negocio, que siempre ha sido próspero, busca de esta forma crear un recuerdo en sus visitantes al encontrarse en una zona «no tan bien comunicada como otras del interior de Aragón».
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